Este tratamiento se aplica solo en dientes no vitales, viniendo la pigmentación desde dentro de la cámara pulpar, ya sea por tejido necrótico o por tratamientos endodónticos mal realizados.
El blanqueamiento dental superficial, o convencional, no brinda buenos resultados en dientes no vitales, debido a que la fuente de la pigmentación proviene por la degradación de material necrótico, y es necesaria su remoción, como también la aplicación del agente blanqueador dentro del diente.
Es necesario que existan ciertas condiciones para realizar este tratamiento. Una correcta obturación radicular se considera primordial, debido a que el éxito del blanqueamiento va a depender de que no existan residuos de tejido pulpar, o restos de materiales de obturación que hayan quedado en el interior del diente.
Los dientes demasiado restaurados, con poca superficie de esmalte, no son considerados apropiados para esta técnica, como tampoco lo son aquellos que sufran fisuras o hipoplasia de esmalte. Los dientes que hayan sido saturados por sales de plata, tampoco son considerados buenos candidatos para este tipo de blanqueamiento, debido a que los túbulos dentinarios no reaccionarán al efecto del medicamento por esta saturación.
El agente blanqueador comúnmente utilizado es el "Peróxido de Hidrógeno", el mismo reacciona produciendo una oxidación que elimina o reduce las moléculas de tinción, de acuerdo a la concentración y cantidad de medicamento que se utilice.
El procedimiento es ambulatorio, luego de realizar la técnica correcta, el paciente debe regresar en unos días para la remoción del material, como su restauración definitiva.
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